DeBorando el Periodismo

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Es sabido por todos que Internet ha revolucionado el concepto de información. Hoy, un medio de comunicación que se precie no puede contar exclusivamente con una edición impresa, sino que ha de hacer aún más partícipe al receptor y darle la posibilidad de ser parte de ese medio. Es por ello, por lo que los grandes diarios tanto nacionales como internacionales (El Pais, El mundo, Washington Post, New York Times…) cuentan con su propia página web, donde el receptor deja de ser un simple receptor para convertirse en otra cosa que aún no está muy bien definida.

Ruth Rodríguez Martínez, Lluís Codina y Rafael Pedraza-Jiménez nos dan las claves de lo que aún son conceptos desconocidos para muchos. Cibermedios y Web 2.0: modelo de análisis y resultados de aplicación es un estudio publicado con la finalidad de analizar el soporte web de ocho medios (Abc, El mundo, El país, El periódico, La vanguardia, Le monde, The guardian y The New York times) y descubrir su aplicabilidad de la Web 2.0. Pero lo que sin duda nos quieren transmitir es la importancia de situar al usuario a través de dichos cibermedios.

Por otra parte, estos autores destacan que no sólo basta la creación de una web, sino que es imprescindible utilizar bien estas herramientas. Con todo esto, se pretende, como ya he mencionado, hacer partícipe al ciudadano de las noticias que lee y conseguir que éste tenga una información más personalizada. Para ello, existen dos conceptos fundamentales: accesibilidad y visibilidad. Esto significa, por una parte, que la información debe ser fácil en su acceso y permitir que el receptor llegue a ella sin demasiado esfuerzo. Por otro lado, dicha información tiene que ser visible, es decir, atractiva, que haga que el usuario sienta el deseo de leerla.

Cabe destacar que las nuevas redes sociales como Facebook, Tuenti o Twitter facilitan la labor a los cibermedios, ya que con ellas se multiplica el número de visitantes.

Publicidad, empresario, políticos… ¿Para quién trabaja un periodista? Si abres un periódico, escuchas la radio o ves un programa de televisión en seguida puede pensar que es la publicidad la mandamás del medio. Sin embargo, si esperas cinco minutos más la jerarquía de noticias te hace pensar que hay otros intereses dominantes. Siempre los medios tienden a defender a unos políticos y criticar a otros. Y esto puede llevar a pensar que son ellos los que llevan la voz campante.

¿Y la audiencia? Se puede pensar que un periodista debe trabajar para ésta. Sin embargo, no es ella la que escoge las noticias ni la que decide el punto de vista de las mismas. Aún así, puede escoger el medio que más le interese según su ideología. Pero no, definitivamente el periodista no trabaja para su receptor, lo cual no quita que quiera tenerlo bien engatusado.

No cabe duda de que el líder indiscutible del Periodismo actual es el dinero. Y es éste el que lo domina todo. Actualmente, los medios venderían cualquier cosa por dinero. De hecho, lo hacen. Todo vale siempre que se obtengan beneficios y, cada vez está más claro, los principios periodísticos se tiran por la borda.

El Periodismo debe proporcionar un foro público para la crítica y el comentario. Esto es lo que Kovach y Rosenstiel afirman en Los elementos del periodismo. Sin duda, dar un foro público se convierte, así, en otro principio básico de Periodismo.

Desde el momento en que nacen los medios de comunicación el público se convierte en un receptor activo al que se le hace partícipe de lo que ocurre a su alrededor. Por este motivo, tiene derecho a expresar y participar en los contenidos informativos.

Para ello, los periodistas crearon las cartas al director, los blogs, sms, tertulias, etc.  Todo para darle voz al factor más importante: la audiencia.

Pero ¿Debe haber un límite para la crítica y el comentario? Sin duda una cuestión peliaguda. Por un lado, todos tenemos derecho a opinar y expresar lo que queramos sobre un hecho verídico. Sin embargo, por otro, existen ciertos derechos humanos que no podemos saltarnos a la tolera.

El vacío legal que existe ante este hecho hace que el dilema no termine de resolverse. Ante esta situación, cada persona se guía por sus propios valores morales y eso, casi siempre, acaba en desastre ya que en el mundo lo que reina antes que la verdad, los principios y la dignidad es el morbo.

Desde que Woodward y Bernstein destaparan el famoso Caso Watergate muchos son los que sueñan con seguir sus pasos y formar parte de la historia de ese nuevo periodismo de investigación, consistente en destapar los trapos sucios de los políticos y defender los valores democráticos.

Por ello, desde entonces se habla de un nuevo principio del periodismo: ejercer un control independiente del poder. Muchos son los ejemplos que podemos encontrar de este tipo de investigaciones periodísticas. Sin ir más lejos, tenemos en España el famoso caso GAL , el caso de las tragaperras o el caso de La Rosa.

Estos casos destaparon en España importantes casos de corrupción política y, además, sirvieron para elevar el prestigio de los medios encargados de su publicación.

En definitiva, todo periodista sueña con destapar durante su larga trayectoria profesional algún entramado de este tipo. Sin embargo, la existencia de este nuevo periodismo de investigación no debe cegarnos e impedirnos ver la importancia de los asuntos cotidianos del día a día.

La verificación se ha convertido en el tercer principio del periodismo actual. Y es que hoy el periodismo no es periodismo si no se mantiene fiel a la verdad.

Como afirmó Walter Lippmann «no puede haber libertad en una comunidad que carece de la información necesaria para detectar la mentira». Y esa es la clave, mentira. No se puede uno hacer llamar periodista y ser, sin embargo, un mentiroso.  Las noticias no son propaganda. Tampoco son obras de ficción, por lo tanto, intentar adornarlas de dramatismo ya supone traicionar este principio básico.

Un concepto íntimamente relacionado con la verificación es la objetividad. No puede haber verdad sin objetividad, ya que ésta es la que permite al informador ver la realidad sin prejuicios y mostrarla tal cual se presenta ante sus ojos.

Cabe destacar que la verdad es una. No puede haber distintas verdades sobre un hecho. Sí es posible, por otra parte, encontrar múltiples puntos de vista y es entonces cuando un profesional demuestra serlo. La labor de éste sería entonces plasmar cada uno de los puntos de vista, sin involucrarse personalmente con ninguno.

Y es que es imprescindible que todo profesional encuentre su propio método de verificación y que lo lleve a cabo. Es vital para el prestigio de un informador, un medio y la profesión en general que dicho proceso de verificación se lleve a cabo fielmente.

Lowell Bergman, periodista y productor del programa de la CBS 60 minutos, es el protagonista de otro de los casos más controvertidos del Periodismo y del tratamiento de las fuentes.  Bergman representa un claro ejemplo de fidelidad y compromiso con una fuente de información, ya que protegió a la suya a pesar de las consecuencias.

Este periodista investigó y emprendió una dura batalla contra una importante  tabacalera, luchando incluso contra su propia cadena, que pretendía tapar el escándalo.

En su lucha, contó con el Dr. Jeffrey Wigand, científico y director de investigaciones de dicha tabacalera, que destapó los secretos de ésta y sacó a la luz sus trapos sucios, rompiendo el contrato que lo ataba a la misma y comenzando, así, su propia batalla legal.

El Dr. Wigand llegó incluso a recibir amenazas por parte de la tabacalera y puso en riesgo su propia vida por descubrirle al mundo la verdad. Gracias a Bergman ganará credibilidad y la protección necesaria para seguir aportandole al periodista sus jugosas averiguaciones.

Este caso es un claro ejemplo de cómo debe de ser el periodismo. Ambos protagonistas se enfrentan incluso al despido y al deshonor para defender la verdad y dar a conocer todas sus informaciones, no dejándose llevar por la corrupción de su alrededor.

Otro gran escándalo, también llevado a la gran pantalla, es el de Stephen Glass, un joven periodista que en poco tiempo consiguió ganarse un nombre en el mundo periodístico, eso sí, a base de noticias y fuentes inventadas. Glass trabajaba en el The New Republic y contaba con la admiración tanto de sus compañeros como de sus superiores.

Parecía tener un imán para los grandes reportajes y las noticias importantes. Además, utilizaba su encanto personal como pocos saben utilizarlos. Artículos fabulosos que todo el mundo leía y a todo el mundo encantaban era su pan de cada día. Para todo el mundo era un ejemplo de periodista. Sim embargo, no todo lo que reluce es oro. Glass se deshizo del principio básico del Periodismo: la verdad.

Un buen día, un reportero de Forbes Digital, Adam L. Pennenberg, comenzó a estudiar todos los artículos de Glass, tras descubrir que utilizaba una fuente inexistente en uno de ellos. Tras muchas investigaciones, destapó que de los 47 artículos que Glass escribió para la revista, 27 eran falsos, inventados.

Sin duda, un caso que da un vuelco a todo aquel profesional de la comunicación. Glass dejó de ser merecedor de llamarse periodista en el momento en el que violó el principio fundamental de esta profesión, la veracidad. Inventó fuentes y noticias y eso no tiene ni cabida ni perdón en el mundo de la información.

Tal fue el impacto de este caso, que el director Billy Ray lo llevó al cine con su película El precio de la verdad.


La mayoría de la gente no es consciente del poder que el Periodismo, y los periodistas, pueden llegar a tener si cuentan con la información y, sobretodo, con las fuentes adecuadas. Esto fue lo que ocurrió en 1972 en Estados Unidos. El presidente Richard Nixon se vio obligado a dimitir debido al descubrimiento de la trama de corrupción que llevaba a cabo. Y, como no, los descubridores de dicha trama fueron dos periodistas del Washington Post, Woodwaard y Bernstein. Pero ¿cómo lograron unos simples redactores destapar los trapos sucios de un presidente? La respuesta es muy simple. Con una buena fuente informativa. Y es que un periodista no es nadie sin sus fuentes.

Garganta Profunda se convirtió en el auténtico protagonista del Caso Watergate. Y, en cuanto al tratamiento de las fuentes en este caso, se puede decir que es correcto. Woodwaard y Bernstein supieron manejar a la perfección a Garganta Profunda (años más tarde William Mark Felt confesaría su autoría). Se trataba de la fuente perfecta (el número dos del FBI) y los reporteros supieron exactamente como tenerlo contento. Le mantuvieron siempre en el anonimato, como él mismo había solicitado, y de ésta forma ganaron su confianza.

Se debe mencionar, por otra parte, que confiar en una sola fuente en un caso tan importante como este resulta más que arriesgado y, normalmente, nadie te toma en serio si no contrastas la información. Sin embargo, la unión personal que unía a Garganta Profunda y Woodwaard desde hacía años aseguraba a éste último la veracidad de los datos obtenidos. Por otra parte, ambos reporteros se adentraron ellos mismos convirtiéndose así en dos fuentes más de información.

El boom del Caso Watergate se ha convertido en un hito en la historia del Periodismo mundial. Sin embargo, las nuevas generaciones no deben pensar que destaparán un caso de corrupción política por arte de magia. Ni tampoco se puede pretender que siempre haya algo escondido. Este caso fue excepcional y, sobretodo, estuvo muy trabajado por sus redactores. No fue arte de magia. Ni tampoco fueron en busca de él. Una buena fuente y un buen tratamiento de la misma llevó a estos profesionales del Washington Post a acabar con la carrera de Nixon no, por supuesto, sin encontrarse trabas en el camino.

El auge de este caso fue tan enorme que el libro escrito por Woodwaard y Bernstein se convirtió en una película, ganadora de cuatro Oscar. Todos los hombres del presidente cuenta la verdadera historia de la investigación periodística que desató el Caso Watergate.

Muchas son las dudas que plantea la actual situación de las redacciones. Con la llegada de las nuevas tecnologías y la digitalización del periodismo se nos plantean muchas nuevas opciones a la hora de planificar una redacción. ¿Convergencia de redacciones o redacciones separadas? Ésta es la gran cuestión que se plantean los grandes profesionales del Periodismo del siglo XXI.

Por este motivo, algunos profesionales han decidido llevar a cabo un estudio que podría servir como modelo a seguir en el trabajo cotidiano de un periodista. Integración de redacciones en Austria, España y Alemania: modelos de convergencia de medios es un estudio que cinco profesionales del tema han realizado para explicar los cambios que está sufriendo la profesión y en la forma de trabajar en ésta. José Alberto García Avilés, Miguel Carvajal Prieto, Andy Kaltenbrunner, Klaus Meier y Daniela Kraus son los autores de esta obra, que tiene como modelos las redacciones de Österreich y Der Standard en Austria; La verdad multimedia y El mundo en España y los grupos Die Welt/Morgenpost y Hessische/Niedersächsische Allgemeine en Alemania.

En este estudio, se plantea la existencia de tres modelos de convergencia de redacciones. Uno que constaría en la existencia de una única redacción (integración plena). Otro que defendería la unión entre varias redacciones (redacciones diferentes pero conectadas). Y, un último, que muestra una coordinación de soportes aislados (redacciones aisladas).

Cabe destacar que, en la práctica, la existencia de estos modelos es nula. Ya que cada medio ha reversionado el modelo que le ha interesado y cada cual funciona de una manera muy personal y particular.

En conclusión, la convergencia de redacciones es un tema que todavía no se ha abordado en profundidad y esto ha llevado al fracaso de muchas empresas. Por ello, empieza a cobrar importancia y ya son muchos los medios de comunicación que luchan por encontrar el modelo perfecto de unión para lograr un buen funcionamiento y organización y obtener, así, los mejores resultados que, al fin y al cabo, es lo que lleva al éxito.

Ante la invasión digital, El Pais continúa ofreciendo a sus lectores lo mejor de ellos. Treinta y cuatro años le sirven para garantizar la calidad y relevancia de sus noticias y asegurar que siempre está al pie del cañón. Y, como treinta y cuatro años no son pocos, este periódico cuenta con algunas de las mejores portadas de la historia de la prensa. Actualidad, impacto, noticia, historia… Son sólo algunas de las características de sus portadas.

Desde el comienzo al pie de la historia


El Pais siempre ha estado muy concienciado con la política española. Por ello, ha estado presente en cada uno de sus aspectos más importantes, dando a sus lectores las últimas novedades sobre el gobierno de su país.

Muy presente en las grandes desgracias

En las grandes tragedias, tanto nacionales como mundiales, El Pais se ha trasladado allí donde se dieran los hechos para contar de primera mano toda la información de una manera cercana al receptor y siempre respetuoso con las víctimas.
Pero, por supuesto, siempre presente en los grandes momentos

En los grandes momentos de nuestra historia, este periódico ha sabido contagiarnos la alegría y darnos TODO para hacernos partícipes de la emoción del momento.




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